En algún momento, es muy probable que usted haya sentido estremecerse la tierra. Desde tiempos muy remotos, las culturas le han dado una explicación a estos movimientos.
Según los griegos, el dios Atlas sostenía el mundo en sus hombros y Poseidón, dios de los mares, lo hacía tambalear, con lo que se generaban los estremecimientos de la tierra.
Un relato bribrí cuenta que los seres humanos habitaban en una canasta, la cual tenía un mecate, que un gusano jalaba para avisarles sobre la llegada de alguna plaga. Los sismos eran asociados con este movimiento de la canasta, como un presagio de males por venir.
Un temblor, sismo o terremoto es una vibración de la tierra producida por la liberación súbita de energía acumulada a varios kilómetros de profundidad.
Esto ocurre por la ruptura (fallas) y movimiento de bloques rocosos, producto de los esfuerzos a que ha sido sometida la corteza terrestre.
Un terremoto genera varios tipos de ondas sísmicas, que viajan a través de la Tierra, similares a las producidas cuando una piedra impacta la superficie del agua.
En general, los terremotos se originan en las fallas y en los límites de las placas tectónicas, en donde interactúa la litosfera.
La Sismología es el estudio de los terremotos y de la propagación de ondas sísmicas.
Además, investiga otros fenómenos como las olas asociadas a los sismos (tsunamis) y vibraciones relacionadas a erupciones volcánicas (tremores).
La localización de los terremotos en la superficie terrestre es una evidencia de la tectónica de placas, ya que coincide con los bordes de estas.
Por eso, como evidencias de lo anterior, el océano Pacífico está rodeado por una zona de actividad sísmica y volcánica, denominada Cinturón de Fuego del Pacífico.
El hipocentro es el punto en el interior de la Tierra en donde se produce un sismo.
En cambio, el epicentro es el punto de la superficie que se encuentra directamente por encima del hipocentro y, por lo tanto, es el primero afectado por la onda sísmica.
Los sismólogos utilizan dos medidas diferentes para describir el tamaño de un terremoto: la intensidad y la magnitud.
La intensidad es una estimación de cómo se percibió un sismo en una localidad determinada y sus efectos.
Esta se mide con la Escala Modificada de Mercalli, que con un rango de I a XII define la percepción de los daños ocasionados.
La magnitud se calcula a partir de registros sísmicos (sismogramas) y estima la cantidad de energía liberada en el origen del movimiento telúrico.
Se mide con la Escala Richter, que la determina con la medición de la amplitud de la onda sísmica registrada por medio del sismógrafo. La magnitud de un sismo aumenta 10 veces de un grado al siguiente.
Un temblor de grado 5 es 10 veces más grande que uno de grado 4 y un temblor de grado 8 no es el doble de grande que uno de grado 4, sino 10 000 veces más fuerte.
Por ejemplo, el terremoto de Limón, ocurrido el 22 de abril de 1991, tuvo una intensidad de IX en la zona del epicentro y VI en la ciudad de San José, según la Escala Modificada de Mercalli.
En cambio, su magnitud alcanzó 7,6 grados en la Escala Richter y fue el terremoto más grande en el mundo de ese año.
La energía liberada fue equivalente a la explosión de 150 millones de toneladas del compuesto explosivo TNT.
En el caso del terremoto de Cinchona, acaecido el 8 de enero del 2009, se registró una magnitud de 6,2 grados en la Escala Richter.
Tuvo una intensidad de grado IX en la zona epicentral, según la Escala Modificada de Mercalli.
Su gran efecto destructivo se debió a la poca profundidad del hipocentro (10 km) y la topografía de la zona.
Este sismo se asocia a un rompimiento de la falla Ángel-Varablanca, en el flanco este del volcán Poás.
Costa Rica se encuentra en una región en donde interactúan varias placas tectónicas y muchas fallas.
Por esta razón, la actividad sísmica es un fenómeno importante en la construcción geológica de su territorio.
La principal actividad sísmica de Costa Rica se origina por el movimiento de la placa Coco debajo de la placa Caribe.
Este proceso, llamado subducción, ocurre a lo largo de la región pacífica, el cual genera una zona profunda de más de 4 km bajo el nivel del mar, denominada Fosa Mesoamericana.
Como un efecto de la subducción se han formado las cordilleras volcánicas costarricenses, las cuales tienen una orientación noroeste-sureste y constituyen lo que se denomina el arco interno, formado por las cordilleras de Guanacaste y Central.
Entre el arco interno y la zona de subducción, se encuentra el antearco y en la costa caribeña se ubica el trasarco.
La zona de subducción tiene la mayor inclinación y alcanza profundidades máximas de unos 200 km, en el noroeste del país, frente a las penínsulas de Santa Elena y Nicoya.
Bajo San José, alcanza los 100 km y en el sureste del país llega a ser menor que 50 km.
Los movimientos sísmicos han significado una amenaza natural de graves consecuencias para el ser humano por las pérdidas de vidas y de bienes materiales.
Además, pueden desencadenar otros procesos destructivos, como deslizamientos y tsunamis.
Aún no se ha desarrollado un método confiable de predicción de sismos.
Las investigaciones sismológicas proporcionan la información necesaria para el establecimiento de los códigos sísmicos y reglamentos de construcción.